La Hacienda de San Juan Bautista Acocotla se construyó durante los siglos XVIII y XIX, Actualmente está en ruinas, y sólo conserva algunos muros. Los espacios con los que contaba fueron: troje, machero, establo, capilla, calpanerías y casa del hacendado, el tipo de producción a la que estaba dedicada era agrícola y ganadera. En 1955 fue una de las locaciones de la película “La Escondida”, estelarizada por María Félix y Pedro Armendáriz, dirigida por Roberto Gavaldón, basada en la novela homónima escrita por Miguel N. Lira en 1947.El año de 1905 fue clave en la historia de Tlaxcala, sobre todo en esta región, pues comienzan a manifestarse públicamente las inconformidades contra la prolongada administración del coronel Prospero Cahuantzi. El dueño de esta Hacienda, en ese entonces, era Valentín de Villagómez, pero derivado de los constantes levantamientos armados que dieron origen a la Revolución Mexicana, Villagómez huye y deja al algarete su hacienda, de forma tal, que fue saqueada y robada, por lo que el gobierno del estado tuvo que intervenirla.Para el año de 1915 pasa a ser propiedad de Valentín Gómez y Ríos, y, en 1927 perteneció a Claudina Fernández Viuda de Mier, quien a su vez heredo a Eloina Haro de Axiola, María de los Ángeles de Etchegaray, Manuel, Raúl y Jaime de Haro; mismos que el 11 de noviembre de 1947 venden a los señores de Tocatlán: Enrique Hernández, Aurelio Avendaño, Lázaro Hernández, Francisco Montes Valencia, Antonino Hernández y Manuel A. Romero.Actualmente en una de las paredes sobrevivientes de lo que fue la capilla de San Juan Bautista, se realizo un mural que reúne parte de la historia iconográfica de este municipio, pues en él se encuentra representada la toponimia del lugar, la fachada de la misma capilla, el puente ferroviario, el cerro del Quimicho y por supuesto las figuras estelares de la película la Escondida.La historia nos permite conocer ese pasado para entender el presente que vivimos y construir un mejor futuro.La identidad está ligada a la historia y al patrimonio cultural. La identidad cultural no existe sin la memoria, sin la capacidad de reconocer el pasado, sin elementos simbólicos o referentes que le son propios y que ayudan a construir el futuro. Cronista Municipal: Ponciano Cabrera.